Un estudio de la Universidad de Pensilvania, la principal ansiedad de los turistas está relacionada con la seguridad y los crímenes en los destinos a los que se dirigen. En cambio, una familia puede tener otra inquietud aún más urgente en su lista: ¿podrán acceder correctamente a su destino?
Esta preocupación se acentúa en todas las actividades que se realizan al momento de vacacionar: llegar a un aeropuerto sin señalización apropiada, tomar un autobús con escalones altos o ir a un restaurante solo iluminado por una luz tenue que dificulta la lectura del menú, por mencionar algunos ejemplos.
Estas situaciones son familiares para cerca de 66 millones de latinoamericanos. Según la CEPAL, cerca del 12% de la población del continente vive con al menos un tipo de discapacidad. A nivel global, según datos presentados por el Banco Mundial en el Informe Mundial de Discapacidad 2011, se estima que alrededor de 1.000 millones de personas presentan alguna forma de discapacidad, lo que convierte a este grupo en la minoría más grande del mundo.
Las dificultades no se presentan solo a aquellos con discapacidades de carácter motriz de tipo permanente. La mayor parte de las personas, a lo largo de su vida, se enfrenta a algún tipo de limitación. Personas de la tercera edad, mujeres embarazadas, celíacos, padres con niños pequeños, individuos de baja estatura y personas accidentadas también ven su movilidad reducida.
Un tema de todos
Según los expertos internacionales Neumann y Reuber, la accesibilidad a los servicios es imprescindible para el 10% de la población, necesaria para el 40 % y cómoda para el 100%. No solamente se beneficia el turista, sino que también favorece a los ciudadanos: una ciudad amable con sus habitantes va a serlo con todos sus visitantes.
Esto ha sucedido en la ciudad de Avila en España, donde las mejoras de accesibilidad mejoraron la vida de turistas y habitantes al punto de haber sido declarada la primera Ciudad Europea de la Accesibilidad en el año 2011. Este último galardón no hizo más que incentivar la industria turística. En América Latina también se ha avanzado en hacer más inclusiva a las ciudades, tanto para sus habitantes como para los turistas, especialmente en el sector de transporte. Sin embargo, aún queda mucho por hacer para crear más oportunidades.
La adaptación en pos de un turismo más accesible es una política inteligente, tanto desde una perspectiva de derechos como de negocios. El descanso y la recreación, consagrados por la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, requieren de iniciativas que garanticen el acceso de todos los ciudadanos al mismo. Esto no debería ser visto solo como una obligación de los países, sino como una nueva oportunidad para ellos.
“Los Gobiernos y el sector privado deberían ver el potencial de inclusión del 15 %-17 % de la población como un mercado aún no aprovechado, como una sólida inversión en la inclusión social: algo que podría beneficiar a grandes franjas de la población”, afirma Charlotte V. McClain-Nhlapo, asesora global en Discapacidad del Banco Mundial.
Los expertos aseguran que una oferta consistente de turismo requiere de una combinación de servicios públicos y privados integrados, que brinde información fiable y actualizada tanto a los habitantes como a los turistas. También se necesita de medios de transporte adecuados y la protección necesaria para garantizar la seguridad de todos.
Un último factor es la actitud: es fundamental proporcionar formación específica al personal, para que pueda atender de manera amable y coordinada los requerimientos de las personas con necesidades de acceso.
Para lograr que estos destinos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles se debe fomentar un desarrollo concreto de la política estatal en la materia, elaborando planes integrales según el destino, involucrando al sector privado y haciendo uso de los últimos avances tecnológicos.
El “turismo para todos” requiere de un cambio de mentalidad por parte de todos, especialmente a través de una creciente sensibilización ciudadana. Solo de esta manera, todos podremos ejercer nuestro derecho a planear las vacaciones donde queramos.
La esperanza de una norma
El ISO/TC 228 es un comité creado en el año 2005 bajo un liderazgo compartido entre UNE(España) e INNORPI (Túnez), actualmente cuenta con 99 países y 21 organizaciones de enlace involucradas.
La norma está compuesta por 26 normas publicadas y actualmente 12 proyectos en desarrollo en temas como buceo, turismo de salud, turismo aventura, puertos deportivos, alquiler de embarcaciones, turismo voluntario, sistema de gestión sostenible para alojamientos o turismo accesible.
El ISO/TC 228 es un comité técnico de la Organización Internacional para la Normalización (ISO), encargado de desarrollar normas internacionalmente aceptadas de terminología y especificaciones de los servicios ofrecidos por los proveedores de servicios turísticos, incluyendo actividades relacionadas, destinos turísticos y los requisitos de los equipos e instalaciones usadas por ellos para proveer a los compradores de turismo, proveedores y consumidores criterios para tomar decisiones informadas.