El turismo del Caribe frente a los desafíos del entorno global
El turismo, denominado “la industria sin chimenea”, desempeña un rol fundamental en las economías mundiales, específicamente de Latinoamérica, no solo por su aporte al producto interno bruto (PIB), sino, entre otros elementos, por la generación de divisas y empleos: directos e indirectos.
Sin embargo, la ralentización económica, la incertidumbre por el Brexit, las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China y la actitud de “ver y esperar” en inversionistas y viajeros, y a esto sumarle los acontecimientos particulares de cada país como fenómenos naturales, crisis sociales, políticas, económicas y de seguridad en la región, así como medidas gubernamentales, han puesto en una especie de “jaque” el turismo del Caribe.
La Organización Mundial de Turismo (OMT) había proyectado 1,400 millones de turistas internacionales para el 2020, pero esa cifra fue alcanzada en 2018, entre otros factores, por un crecimiento económico más sólido, viajes aéreos más asequibles, cambios tecnológicos y mayor facilitación de visados.
En esas proyecciones, la OMT estima que para el 2030 la llegada de visitantes internacionales, a nivel mundial, será de unos 1,800 millones.
En el caso de República Dominicana, el turismo, uno de los pilares de la economía local, se vio afectado este año por una “crisis reputacional”. Esa situación provocó que el país dejara de percibir unos US$400 millones entre mayo y octubre 2019, según el Banco Central (BC). Esta caída, aseguró la entidad, será compensada por precios del petróleo y del oro, así como mayores ingresos por remesas e inversión extranjera directa.
De enero a octubre de 2019, el país presentó una baja en la llegada de turistas no residentes por vía aérea, al registrar un total de 5,359,903 viajeros, para una variación de -1.2% con respecto a igual período de 2018. Esto representó una disminución neta de 64,496 turistas, de los cuales 4,501,646 eran extranjeros.
Pese a la reducción de turistas al país, el gobernador del BC, Héctor Valdez Albizu, indicó que el país mantiene su atractivo como uno de los principales destinos de América Latina, razón por la que espera que a corto plazo el turismo recupere el dinamismo de los últimos años.
Para el economista Ernesto Selman, del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES), los fundamentos del turismo dominicano siguen relativamente fuertes, debido a la posición geográfica del país, sus atractivos naturales, su oferta variada, su infraestructura aeroportuaria, telecomunicaciones avanzadas y habitaciones hoteleras de calidad.
A pesar de ello, las perspectivas de ese sector para el 2020, el cual será un año electoral, “no son muy halagüeñas”, respecto a la cantidad de ocupación hotelera, advierte Selman, al hacer un llamado a los sectores público y privado para que implementen estrategias robustas y sostenibles.
En 2017, de acuerdo a datos publicados por el BC y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), República Dominicana lideraba como el mayor receptor de turistas al compararlo con otros países de la región del Caribe, con unos 6,188,000 visitantes. Le siguen Bahamas, con 6,136,000 y Puerto Rico, con 5,97,000.
Durante ese año unos 30 millones de personas visitaron el Caribe a pesar de dos huracanes devastadores que azotaron la región, según autoridades regionales de turismo. La mayoría de los viajeros provinieron de Canadá, Estados Unidos y Europa.
Mientras que destinos de la región, tales como Puerto Rico, Cuba, Colombia, México, Panamá y Haití, entre otros, han estado superando diversas crisis que han impactado a la también llamada “industria sin humo”, que van desde fenómenos naturales hasta crisis política, social y de seguridad, en cambio, otros han ido en ascenso.
Puerto Rico, luego de tener una temporada baja en 2017 por el paso de los huracanes Irma y María, los cuales dejaron cerca de 3,000 muertos y devastaron las infraestructuras de la isla caribeña, ha ido recuperando sus cifras de turismo, contribuyendo así a relanzar su debilitada economía.
De acuerdo a la directora ejecutiva de la Compañía de Turismo de Puerto Rico (CTPR), Carla Campos, ocho meses después del paso de María en septiembre, la isla recibió 617,000 pasajeros, solo de cruceros. Es decir, que durante el 2018 todavía se recuperaba de los efectos del huracán.
Otros episodios que pusieron en “jaque” al sector fueron las protestas que desembocaron en la histórica dimisión del gobernador puertorriqueño Ricardo Rosselló, en julio de 2019, tras una seria recesión económica, un desigual manejo posterior al huracán y detenciones por parte del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) de algunos altos funcionarios por presunto fraude.
La cancelación de unos cinco cruceros en ese mes supuso, de acuerdo a medios boricuas, pérdidas de unos US$3.25 millones en muchos hoteles, comercios y restaurantes.
No obstante, el panorama ha mejorado. Recientemente, Campos señaló que de julio a septiembre de 2019 el movimiento de pasajeros en el Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín refleja un incremento de 5.6% (con 2,354,376), comparado con el año fiscal (AF) 2018-19 y un 3.8% con el período 2016-17, el cual tenía el más alto movimiento de pasajeros de la pasada década.
Las proyecciones del CTPR para el AF 2019-20 son de más de 9,500,000 pasajeros aéreos, la cual sería la cifra más alta en una década.
Entre tanto, en México, a casi un año de la llegada de Andrés Manuel López Obrador al poder y de atravesar una alegada recesión económica, registró en el sector turismo “cifras preocupantes”, en su primer cuatrimestre de este año.
En 2018, esta nación pasó del sexto al séptimo lugar de las llegadas internacionales en el ranking de la OMT, frente a los datos de 2017; mientras que en los ingresos por divisas bajó del sitio 15 al 16, alegado al impacto por el sargazo en el Caribe mexicano y el entorno de inseguridad y violencia en algunas zonas de playa.
Haití
Asimismo, Haití, que aún no ha podido recuperarse del terremoto del 2010 y que en los últimos meses se ha mantenido sumergido en una crisis política con las fuertes manifestaciones para exigir la renuncia de su presidente Jovenel Moise, está teniendo un importante impacto negativo en varios sectores, siendo el turístico uno de los grandes perdedores de la inestabilidad que atraviesa esta nación que comparte la isla con República Dominicana.
Este país, el más pobre de América, recibió unos 467,000 turistas en 2017, una cifra bastante lejana a las de los principales destinos del Caribe, pero que es una importante fuente de divisas y empleos. En ese año, los turistas gastaron US$485 millones, equivalente al 5.7% del PIB del país, conforme a datos del Ministerio de Industria y Comercio.
Sin embargo, el anuncio, en octubre de este año, del cierre del Best Western Premier, un cinco estrellas, es uno de los últimos hoteles que han decidido cerrar sus puertas, de forma temporal o definitiva, por la crisis política y de seguridad.
El Ministerio de Turismo de Haití, en un comunicado, reconoció que este sector, que combina el turismo de sol y playa con la naturaleza y lugares históricos, ha registrado “enormes desgastes materiales y la pérdida de miles de empleos”.
Cuba
De su lado, la llegada de turistas internacionales a Cuba se desplomó un 23.6% en julio, en relación con igual período de 2018, según cifras oficiales. En julio de 2019, el país bajo un régimen comunista, recibió 295,042 visitantes, es decir, unos 90,992 turistas menos en comparación con el mismo mes de 2018, de acuerdo a datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
Hasta el cierre de julio, el turismo internacional en Cuba había registrado una merma del 1.1% en relación con similar período de 2018. Estima cerrar el 2019 con 4.3 millones de visitantes internacionales, lo que supondría una baja del 10% contra los 4.7 millones del año pasado, indica un informe a la Asamblea Nacional del Ministerio de Turismo (Mintur).
Inicialmente proyectaba alcanzar este año los 5.1 millones de visitantes. Aunque, a inicios de junio de 2019 la administración de Donald Trump prohibió el viaje de cruceros, yates y aviones privados a la isla desde Estados Unidos.
La medida “sin advertencia previa” significó la suspensión de unas 800,000 reservas, de acuerdo con la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA, siglas en inglés). Esto presuntamente como una forma de presión a La Habana para que cese el supuesto apoyo al régimen de Nicolás Maduro.
En cambio, Colombia, país al que los dominicanos pueden viajar sin visa, durante el primer semestre del 2019 registró 2.5 millones de visitas. En septiembre de 2019 el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo anunció que apuesta a que Colombia sea el principal destino turístico de Latinoamérica.
En tanto, Jamaica que inició el 2019 con un millón de visitantes, el cual generó ingresos por unos US$800 millones, a septiembre de 2019 recibió un total de tres millones de visitas. La meta para el 2021 es atraer cinco millones de turistas y generar ingresos por alrededor de US$5,000 millones.
De su lado, Panamá, que cuenta con un canal como principal fuente de comercio, atraviesa, en su sector turismo, una crisis debido a la baja en la cantidad de turistas y a una sobre oferta de habitaciones, conforme a fuentes del sector.
El ingreso de visitantes a Panamá, según clases de pasajeros en el período enero a mayo de 2019, presentó los siguientes resultados: turistas (806,462), cruceristas (182,023), excursionistas (128,651), de acuerdo a un informe del Departamento de Estadísticas de la Autoridad de Turismo de Panamá.
El gasto efectuado por los visitantes durante en el período bajo análisis, se situó en 1,313.6 millones de balboas, mientras que en iguales meses de 2018 registró 1,336.4.
Algo común que guardan estos países, además de compartir un clima caribeño, es que pese a las dificultades a inicio del 2019, aúnan esfuerzos para recuperar o superar sus cifras en visitas. Para ello deben tomar en cuenta algunos retos que planteó la OMT, entre ellos, garantizar la seguridad de los visitantes, incorporar nuevas tecnologías, diferenciación para competir (ser únicos), facilidad de gestión y legislación, así como mantener una “buena reputación” y sostenibilidad turística.