Un tramo de la historia de los pueblos de América latina, desde la época de la conquista española hasta la actualidad, revive en algunas ciudades a través de marcas indelebles que se conservan casi inalteradas a pesar del al paso del tiempo. Ese patrimonio -parte esencial de la identidad local-, en el que confluyen la influencia española o portuguesa con el legado de las culturas originarias, atrae cada vez más a turistas de todo el mundo. Aquí van diez ejemplos de barrios coloniales que sorprenden a los visitantes en la región.
Misiones jesuíticas guaraníes (Argentina, Brasil, Paraguay, Bolivia, Chile)
Fueron un conjunto de treinta pueblos misioneros fundados a partir del siglo XVII por la orden religiosa católica de la Compañía de Jesús entre los aborígenes guaraníes y pueblos afines, que tenían como fin su evangelización y que se ubicaron geográficamente -quince- en las actuales provincias de Misiones y Corrientes, en Argentina, -ocho- en el Paraguay y -las siete restantes- en las denominadas Misiones Orientales, situadas al suroeste del Brasil; todas en la jurisdicción llamada Provincia Paraguaria situada en Virreinato del Perú y que abarcaba regiones de los actuales Paraguay, Argentina, Uruguay y partes de Bolivia, Brasil y Chile.
Colonia del Sacramento (Uruguay)
Restaurado en 1972, el barrio histórico de Colonia refleja tanto los tiempos en que la Banda Oriental dependía de la Corona portuguesa como la época de dominio español. Desde la parte superior de la muralla que rodeaba el antiguo fuerte se aprecian las playas de arena de Colonia, el Río de la Plata y el magnífico conjunto arquitectónico, en el que sobresalen el faro -construido en 1855 sobre los cimientos del convento San Francisco Xavier-, la Basílica del Santísimo Sacramento, el Portón de Campo y puente de madera que cruza el foso y la Plaza Mayor, de donde se despega la romántica Calle de los Suspiros, entre casas con paredes de adobe.
Isla de Pascuas (Chile
Está ubicada en medio del océano pacífico, más precisamente en la Polinesia, a 3.526 kilómetros del punto más cercano en el continente, Punta Lavapié en la región del Biobio. Es de origen volcánico y posee una superficie de 163,6 km². En su interior viven 3.791 habitantes, la mayoría en la capital Hanga Roa, aunque esto puede variar pues existen muchos turistas y población flotante que aumenta la cifra.
Actualmente la isla es uno de los principales atractivos turísticos de Chile, pues además de sus inolvidables paisajes, existe un misticismo especial muy ligado a su ancestral cultura. Entre los misterios por ejemplo se destaca la presencia de Moais, cómo fueron construidos y cómo fueron trasladados.
Para proteger las bellezas naturales y la cultura, el Gobierno chileno otorgó el título de Parque Nacional a la isla, mientras que el año 1995 la Unesco declaró que la zona debía constituirse como Patrimonio de la Humanidad.
Pelourinho (Salvador de Bahía, Brasil)
Una de las mayores expresiones de la cultura afrobrasileña se aprecia en este barrio de callejuelas de piedra y caserones de colores, donde son habituales los rituales con velas, inciensos e imágenes de orixás (dioses del ritual africano candomblé). Los cuatro ascensores con vista al mar del Elevador Lacerda conectan la Ciudad Alta con la parte Baja y permiten acceder al Mercado Modelo, el lugar más indicado para elegir suvenires y piezas de artesanía bahiana. Las mejores feijoadas (plato tradicional a base de porotos y carne de cerdo) son servidas en el restaurante Alaíde do Feijao.
Machu Pichu (Perú)
Es una prueba tangible del máximo esplendor del Imperio inca y un logro de la tecnología, pues la ciudadela de piedra está construida sin mortero, de tal manera que a día de hoy, las grietas de las juntas no pueden ser penetradas por un cuchillo.
El complejo de palacios, plazas, templos y hogares puede haber tenido un fin ceremonial, militar, o una función de retiro para las élites dominantes, pero su ubicación es sin duda lo que hace que este lugar sea mágico. Las ruinas se encuentran en una cresta alta, flanqueada en tres de sus lados por el turbulento río Urubamba.
Los estudiosos todavía están luchando para descubrir pistas sobre los misterios ocultos de esta zona andina, cubierta por los bosques tropicales de la cuenca alta del Amazonas. Machu Picchu parece estar en el centro de una red de lugares relacionados entre sí, con gran importancia por su orientación astronómica y estratégica. Los incas no tenían lenguaje escrito, por lo que no hay constancia de por qué se construyó en este sitio o cuál era su uso antes de su abandono en el siglo XVI.
Las habilidades de ingeniería para la modificación del terreno son evidentes en Machu Picchu. Los edificios, las paredes, las terrazas y las rampas adaptan un terreno montañoso escarpado y hacen de la ciudad un lugar habitable perfectamente integrado en el paisaje. Las terrazas, además, cumplían una labor de zonas de cultivo, distribución de agua y un área constructiva que manifiesta lo avanzado del pueblo inca.
El mérito de la construcción de la ciudad, también reside en que durante el proceso los incas no conocían el acero, el hierro o la rueda. La ciudad, a pesar de ser un lugar aparente agradable para vivir, no alojó más de 1.000 personas en su momento.
En 1911 un guía peruano llevó al profesor de Yale, Hiram Bingham, hasta una ladera empinada, y así lograría aparecer en los libros de historia como el primer occidental en llegar la “ciudad perdida” de Machu Picchu. Si bien los pueblos indígenas sabían del lugar, los conquistadores del Perú nunca lo hicieron, un hecho que ayudó al aislamiento de Machu Picchu y a su consiguiente conservación a lo largo de los siglos.
Quito (Ecuador)
En el casco antiguo de la capital de Ecuador son imperdibles la iglesia de la Compañía de Jesús, el Arco de la Reina, el teatro Atahualpa, la calle con escalinatas Galápagos, el pasaje Vargas (fuente de inspiración de artistas, bohemios y enamorados, popularmente conocido como La Guaragua), los templos de la Calle de las Siete Cruces, el Palacio Carondelet (sede del Gobierno nacional) y el convento e iglesia de San Francisco, asentado sobre restos de muros incaicos desde 1533. Desde el 8 hasta el 12 de agosto habrá más: la Fiesta de la Luz 2018 celebrará 40 años desde la decisión de la Unesco de reconocer el centro histórico de la ciudad como “Patrimonio Cultural de la Humanidad” y 18 espacios fueron intervenidos artísticamente para ese evento.
Cartagena (Colombia)
Las miradas se pierden en la interminable secuencia de centenarias residencias de uno y dos pisos, con puertas de madera, ventanas decoradas con rejas y balcones de madera desbordadas de flores. En el interior, los patios con jardines a los diseños árabes, romanos y griegos heredados en España por los pueblos de Andalucía y Extremadura. La ciudad amurallada también encierra la Plaza de los Coches, el Bodegón de la Candelaria, la iglesia y convento de la orden jesuítica San Pedro Claver, la Plaza de la Aduana y las casas delos marqueses Domingo de Miranda y Valdehoyos).
Santo Domingo (República Dominicana)
La Zona Colonial de la capital dominicana -considerada la primera ciudad del “Nuevo Mundo” por su fundador en 1496, Bartolomé Colón- abarca una cuadrícula de 16 calles adoquinadas. Allí se levantan la primera Catedral de América (construida en 1546), la Fortaleza, la Casa de Bastidas, el Palacio de los Capitanes, la Iglesia de los Dominicos -sede de la primera universidad del continente-, la Casa de las Monedas el Palacio de Borgella y la Casa de Tostado. A pasos de aquí se puede visitar el Jardín Botánico y el Malecón, que brinda una magnífica vista abierta del mar Caribe.
Antigua (Guatemala)
A 45 kilómetros de la ciudad de Guatemala, Antigua conserva parte de la primera fundación de la capital del país centroamericano. Surgió en 1543 y en 1773 fue destruida por un terremoto. Una de las más conmovedoras formas de conocer los sitios imperdibles de Antigua (como el Palacio de los Capitanes Generales, la Fuente de las Sirenas de la Plaza Mayor y la sede del Ayuntamiento) y su gente es a través de la procesión popular que cada 25 de julio sigue a la Misa Mayor en la Catedral y Parroquia de San José.
La Habana Vieja (Cuba)
El sector más antiguo de la capital de Cuba congrega a turistas de los cinco continentes, ávidos por descubrir una llamativa mezcla de autos antiguos, melodías de salsa y rumba que baja desde los balcones del vecindario, arquitectura colonial, centros culturales y sabores típicos ofrecidos en paladares (comedores para turistas en casas particulares). Otros puntos de interés son los mundialmente famosos restaurantes Bodeguita del Medio y Floridita, la “cuna del daiquiri”, que frecuentaba el escritor estadounidense Ernest Hemingway.
Guanajuato (México)
Ecos de la historia grande y de la lucha independentista del pueblo mexicano se resguardan en esta ciudad de callejones, túneles y una fuerte tradición cervantina: aquí se celebra todos los años el Festival Internacional Cervantino. El paseo nocturno puede resultar una experiencia inolvidable si uno elige sumarse a las “callejoneadas”, guiadas por estudiantes que se dedican a conducir la caminata hasta el Callejón del Beso cantando y narrando leyendas e historias. Pero también hay mucho por ver y admirar durante el día. Por ejemplo, el Jardín Unión -escenario de artistas y espectáculos callejeros, rodeado de restaurantes, bares, hoteles y el teatro Juárez-, los museos Casa Diego Rivera, Iconográfico del Quijote, Regional y de las Momias, el Funicular y Mirador del Pípila, el Templo de San Cayetano y los restos de la Mina de la Valenciana, del siglo XVI.