Un día después de que el huracán de categoría 4 Michael devastase el extremo noroccidental de Florida, los esfuerzos de las autoridades se concentran en hallar y rescatar a los posibles damnificados por las catastróficas inundaciones y vientos de hasta 250 km/h.
Después de hablar con el gobernador de Florida, Rick Scott, sobre la situación que enfrenta ahora la región, el presidente Donald Trump declaró la zona como área desastre mayor con el fin de agilizar recursos y asistencia del Gobierno federal para los afectados.
En declaraciones a la prensa en la Casa Blanca, Trump dijo que el ciclón había sido “increíblemente destructivo y poderoso”, con rachas de vientos que habían alcanzado “casi 200 millas por hora” (320 km/h).
En Mexico Beach, por donde pasó el centro del ciclón en la tarde de este miércoles, parece hoy una escena de guerra, con un sinnúmero de viviendas unifamiliares que han sido arrancadas de sus cimientos y solo quedan en pie unas pocas casas rodeadas de solares y escombros.
A primera hora de la mañana, Scott ya había anticipado que la destrucción es “inimaginable”, aunque apuntó que este no es momento de realizar evaluación de daños sino de realizar un “esfuerzo masivo” por tierra, mar y aire para buscar y rescatar a damnificados y cuenta para ello con miles de policías, miembros de la Guardia Nacional y cuerpos de emergencias.
Los dos principales hospitales de Panama City cerraron sus actividades y se vieron obligados a evacuar a todos sus pacientes por los daños sufridos, aunque el centro médico Sagrado Corazón dejó abierta la sala de emergencias a pesar de sufrir el derrumbe del tejado de uno de sus edificios y ventanas destrozadas.
Andrew Gillum, candidato demócrata a la Gobernación de Florida y actual alcalde de la capital del estado, Tallahassee, que también sufrió el embate del ciclón, dijo en Twitter que “ciudades enteras han sido borradas de la costa” y encaran ahora una “larga recuperación”.
El huracán tocó tierra este miércoles cerca de Mexico Beach con vientos de 250 km/h, acompañados de lluvias intensas y una marejada ciclónica que elevó el nivel del mar en hasta 4,2 metros en algunas zonas.
El director de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA), Brock Long, reconoció que Mexico Beach se había llevado la “peor parte” y que su atención se centrada hoy en evitar que el saldo de víctimas mortales suba de las dos conocidas hasta el momento, un hombre en Florida y una niña de 11 años en Georgia.
En el primer caso, el hombre murió por la caída de un árbol sobre su casa, mientras que la menor falleció cuando le golpeó en la cabeza una estructura metálica que atravesó el tejado de su vivienda.
“Nuestro enfoque es buscar y rescatar, y obtener acceso a las áreas que han sido más afectadas”, dijo Long en una conferencia de prensa en la que destacó lo complicado de la tarea porque numerosas carreteras y calles están cortadas por la presencia de miles de árboles y escombros.
Esa misma tarea permitirá a los equipos de las compañías eléctricas llegar a la zona del desastre para comenzar la recuperación del fluido eléctrico, que afecta a cerca de 800.000 viviendas y negocios en Florida, Georgia, las dos Carolinas y Alabama, según el portal especializado Poweroutage.us.
En este sentido, el gobernador de Georgia, Nathan Deal, pidió “paciencia” a los residentes, pues las tareas de limpieza de las carreteras y recuperar el fluido eléctrico tomará su tiempo.
Mientras, según el último boletín Centro Nacional de Huracanes (NHC), Michael prosigue su avance por el interior del país y ya está en la frontera entre las dos Carolinas, donde deja importantes precipitaciones y vientos de hasta 85 km/h antes de salir al océano Atlántico esta próxima madrugada.
La llegada de Michael dificulta las tareas de recuperación de esta región tras el paso en septiembre pasado del huracán Florence, que dejó en la costa sureste del país más de una treintena de víctimas mortales.
El director del NHC, Ken Graham, alertó hoy de que, debido a la naturaleza “absolutamente abrumadora” del ciclón, Michael todavía es una amenaza en las Carolinas, donde se podrían registrar inundaciones en una zona con el suelo todavía saturado por las enormes precipitaciones dejadas por Florence hace unas semanas.