Su flora y fauna ofrecen a los turistas que visitan un espectáculo natural impresionante
Un sábado del mes de marzo todo estaba espléndido para tomar un bote en la laguna Gri-Grí. La ruta inició desde muy tempranas horas saliendo de la ciudad de Santo Domingo hasta llegar a Río San Juan; tras un recorrido de unos 199 km apareció un paisaje rodeado de agua y vegetación donde se encontraban los botes que de ser contratados te llevaban al paseo.
Tras minutos investigando en un pequeño mostrador de la Asociación de Boteros de la zona, el manager de los botes dio precio al tour, el cual puede oscilar entre 1,500 a 2,000 pesos por bote dependiendo del caso. Se ganó el abordaje para vivir una nueva experiencia.
Al iniciar el recorrido, se aprecia una zona de manglares que es admirable ya que se observan enormes raíces que están encima y debajo del suelo; es en este momento en el que Eduviges, guía asignado al bote, inicia con las explicaciones de que se estaba apreciando un ecosistema costero típico de las zonas tropicales y subtropicales.
Las inquietudes sobre este hermoso paisaje natural llevaron a un contacto posterior con Persio Checo, director regional de Turismo del Nordeste (Río San Juan, Cabrera y Nagua).
Checo inició comentando sobre la importancia que tiene la laguna Gri-Grí ya que “constituye el principal atractivo ecoturístico de Río San Juan y de la zona, con un valor universal si se toma en cuenta que fue declarada por la UNESCO como Monumento Natural de la Humanidad”.
A seguidas argumentó que el nombre deriva de un árbol que crece en los alrededores de la laguna, científicamente llamado árbol Gri-Grí (Bucida Buceras), una especie de tamaño muy alto, de tronco robusto y centenario, que puede alcanzar hasta 15 metros de altura, con flores blancas, verdes y aromáticas. Es un árbol que pertenece a la familia Combretaceae.
“El Gri-Grí es un árbol originario de las Antillas, nativo de nuestra isla aunque crece también en México, se reproduce por semillas y estacas, es muy resistente a sequías e inundaciones ofreciendo excelente sombra y ventajas ornamentales”, externó Checo.
Un dato interesante es que en el mundo existen más de 50 especies de mangles: blanco, gris, negro y el mangle rojo o Risofora Mangle que es muy abundante en el canal de la laguna Gri-Grí. Sobre su enorme importancia destaca que los manglares combaten el cambio climático al absorber CO2 en sus raíces y también evitan la acumulación de sedimentos en las playas.
Continuado con el recorrido, luego de navegar por la zona de manglares, cuya marea se encontraba baja en el momento del viaje, mirando hacia el fondo del agua se apreció una mantarraya pequeña que llamó la atención.
Al respecto, Checo informa que los manglares son ecosistemas tipo muralla natural, de vital importancia para el ecoturismo, el medioambiente y la biodiversidad; esto explica la gran cantidad de especies de aves, crustáceos (cangrejos y camarones), peces, reptiles y anfibios que se reproducen y viven en los manglares.
Adentrándonos a las entrañas del mar, ya pasando la zona de los manglares, luego de aproximadamente 10 minutos mar adentro, Eduviges presentó la Cueva de las Golondrinas, de 46 pies de profundidad, un lugar donde se aparean cada año decenas de golondrinas.
“Primero debemos destacar que una cueva se forma comúnmente por la erosión de corrientes de agua al disolverse la roca caliza en contacto con el agua. La cueva de las Golondrinas se ha convertido por más de cinco décadas junto con la laguna Gri-Grí en un atractivo turístico muy visitado por su belleza natural, ya que el tour comienza en la laguna Gri-Grí y culmina en la Cueva de las Golondrinas y Playa Caletón. Su nombre se debe a la población de estas aves que anidan, se reproducen y viven revoloteando en ésta cavidad natural”, indicó Checo.
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