Una de las preocupaciones actuales en la industria turística global es el desarrollo de nuevos esquemas de comercialización de habitaciones, basados en plataformas surgidas por el perfeccionamiento de la comunicación por Internet, y facilitan la incorporación al mercado mundial de millones de habitaciones no hoteleras (apartamentos, villas y ofertas similares).
Esto recuerda los inicios de la promoción internacional del festival de merengue (finales de los años 60 e inicio de los 70) cuando la ciudad de Santo Domingo tenía una limitada oferta hotelera y se buscaban habitaciones residenciales para atender la alta demanda estimada.
Siempre ha existido una oferta de menor nivel que la hotelería tradicional, con precios muy reducidos. Me refiero a los hostales europeos, y en nuestro caso a los dormitorios y pequeños “hoteles”. En tiempos más recientes, las villas y apartamentos de alquiler para turistas.
El “aporte” de las modernas y agresivas empresas digitales es crear un nuevo sistema basado en Internet con modelos de negocios que facilitan el acceso de los viajeros a mercado de villas, apartamentos o habitaciones que ahora crece rápido. Sin invertir un centavo en desarrollo de oferta habitacional, pero si en tecnología y promoción en el mundo digital, acercan a los potenciales turistas millones de habitaciones alrededor del mundo, a precios con los que no pueden competir las tarifas de hoteles, porque su costo es reducido, comenzando porque no crean empleos estables, no pagan impuestos y el servicio es muy limitado.
En Europa comienzan a crearse diferentes tipos de mecanismos de control: para proteger a los residentes en condominios que se sienten afectados por la presencia de extraños, parar registrar y supervisar esta oferta, para proteger a los turistas de engaños, para crear medidas de seguridad o para reducir la competencia desleal creando impuestos para estos servicios… En fin comienza a estudiarse el nuevo mercado y a idear formar de supervisarlo y controlarlo.
En nuestro país la oferta de villas y apartamentos, incluso de habitaciones viene de lejos. Tomó fuerza en la costa Norte, donde surgió una importante oferta de este tipo de alojamiento, pero a través de canales tradicionales. Luego el negocio se expandió a todo el escenario turístico.
Ya en el 2000 –sin las empresas digitales- este mercado captó 240 mil turistas el 10% de los 2.4 millones de extranjeros que nos visitaron. Ese año el crecimiento fue de un 3%. En los próximos seis años se registró un crecimiento importante de la participación: 12% en el 2009 y 2010, 11% en el 2011 y 2012 y 10% en el 2013 y 2014.
En el 2015 la participación bajó al 8%. En el 2016 se recuperó al 10% pero en el 2017 y 2018 calló al 6%. Podríamos suponer que no se deja sentir el impacto de las nuevas agencias globales por este comportamiento, pero es importante considerar que en el período 2000-2019, aunque el crecimiento ha sido inestable, la participación ha superado el incremento de las llegadas de turistas, con excepción del 2015 en que el incremento de las llegadas fue un 8.2% y la participación de la oferta extra hotelera fue de un 7.6%.
Más de 4.3 millones de visitantes, desde el 2000, han quedado fuera del mercado hotelero. Este es un fenómeno para analizar con detenimiento y comenzar a estimar el impacto negativo que traerá en la capacidad del sector turismo para generar empleos e ingresos fiscales, para atraer inversión local y extranjera y otros aspectos. Seguiremos con el tema.