Los nuevos modelos relacionales en la práctica de la actividad turística

WTTC – Como es sabido, la crisis sanitaria y económica global ha generado una fuerte caída y contracción del sector, tanto internacional como nacional. Al respecto, en el transcurso de los últimos meses, la OMT ha dado a conocer no sólo las estadísticas de la recesión, sino también alguno de los posibles escenarios de reactivación previstos para el futuro de la actividad.

Días atrás, en el marco de un comunicado de la OMT, su secretario General Zurab Pololikashvili afirmaba que «llegó la hora de reiniciar el turismo» enfatizando que la situación global tan crítica que el sector ha atravesado puso en evidencia « la importancia de tomar las decisiones correctas en el momento correcto». En la misma línea, representantes de éste organismo aseguraron que en esta etapa de reactivación, las nuevas medidas deben estar orientadas hacia la sostenibilidad y la innovación, afirmando que éstas «han de dejar de ser una pequeña parte del sector y convertirse en el eje de todo lo que hacemos».

Desde una mirada más local, en una disertación virtual organizada por el Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación y ofrecida ante distintos usuarios de todas las regiones del país, Alejandro Varela -director regional adjunto del Departamento Regional para las Américas de la OMT-señaló «El turismo interno es nuestra mejor oportunidad para trabajar nuestros propios productos. Hay que especializarse, tenemos que ofrecer mejores servicios y de calidad».

Ante este panorama más alentador que favorece la reactivación de la actividad en el interior del país, representantes del Ministerio, de las provincias y del sector nucleados en el Instituto de la Calidad Turística Argentina (ICTA ) trabajan para homologar los criterios, transparentar los alcances y sistematizar la aplicación de los protocolos de seguridad sanitaria que se han de implementar, desde las certificaciones nacionales hasta los sellos de calidad. Todas éstas medidas se plantean como instrumentos efectivos que llevarán tranquilidad y motivarán a los potenciales viajeros a salir de sus casas, perder el miedo y animarse a viajar otra vez.

Sin embargo, y reconociendo este momento como una oportunidad para aplicar el cambio que desde la OMT se promueve y aconseja, cabe preguntarse ¿cuáles serán las “otras decisiones correctas” orientadas hacia la innovación y la sostenibilidad ambiental, social y económica que podrán implementarse en el turismo interno de Argentina?

Según el consultor y facilitador de turismo Martín Araneda (2020) la sustentabilidad ha fracasado, dado que “si bien la propuesta de la sustentabilidad ha logrado poner en discusión la temática ambiental y social, éstos ámbitos están lejos de encontrar un equilibrio con una economía que basa su lógica en el crecimiento constante e infinito”.

Al respecto, el co-fundador de la iniciativa Global de Turismo Regenerativo y Camina Sostenible, señala que entre otras causas, esto se debe a que las relaciones de las personas están fragmentadas, siendo los intereses personales, la competencia y la explotación de la naturaleza los disvalores que han estructurado un sistema que hoy se evidencia en desequilibrio y que ha llevado al planeta al borde del colapso ecológico. (Araneda, 2020)

Sin embargo, el consultor expresa también que la posibilidad para la transformación está disponible en la medida que podamos pasar de una mirada mecanicista enfocada en los elementos, hacia otra más orgánica y holística basada en las relaciones y en la manera de desarrollarnos. A este cambio de paradigma él lo reconoce como “relocalización regenerativa” y lo estructura en base a tres relaciones a redefinir: el vínculo con uno mismo, con el otro y con la naturaleza.

Ahora bien, ante este escenario post-covid-19 al que nos enfrentamos, la pertinencia de repensar éstos vínculos es que poseen el potencial para reestructurar alguna de las prácticas humanas sobre las que el sistema turístico se desarrolla. Entre otras podríamos señalar: redes de alimentación saludables, energías renovables para satisfacer la demanda en los servicios, prácticas culturales genuinas en vez de cosificadas y fetichizadas, restauración y cuidado de los ecosistemas terrestres y marítimos que eviten la sobrecarga y contaminación de los sitios, entre otros.

En este sentido, considerar el turismo interno no se presenta sólo como una alternativa para la reactivación del sector, sino también como una posibilidad concreta que favorecería el desarrollo de éstas prácticas y ofrecería el escenario para implementar éstos nuevos modelos relacionales, propiciando un consumo más consciente de la actividad.

Un turismo regional, de base local está al alcance de la mano. Ahora más que nunca. Viajeros ansiosos de reconectar con la naturaleza después de tantos meses de confinamiento y cuarentena. Personas deseosas de entablar diálogos directos con los residentes de destinos alternativos del interior del país que puedan y quieran compartir sus prácticas culturales cotidianas, emprendedores que con iniciativa y apoyo financiero logren ofrecer sus productos regionales, alojamientos que promuevan un uso más responsable de sus recursos, son alguna de las alternativas disponibles.

En un mundo donde la hiperconectividad virtual caracteriza a los vínculos, repensar y refundar la interconexión entre las personas y el medio que las contiene, se plantea como una posibilidad prometedora. Sólo que para hacerlo se requiere de un cambio de perspectiva ¿estaremos listos?

Tal vez si recordamos que los grandes viajes se inician con pequeños pasos, sea este el momento de dar el primero.